Martes nublado, lluvioso, etéreo.
Me levante como de costumbre tarde, a eso de las 2 pm, comí y de nuevo a la rutina internauta, pero decidí a las 8 pm salir a caminar y sentarme a tomar el aire fresco en un columpio cercano, acompañado con mi i pod, una coca cola, 2 cigarros y mucho polvo.
La calle mas oscura que de costumbre, el cielo aun nublado y se notaban relampagos en el horizonte con dirección al Sur, unas cuantas gotas de agua cayeron del cielo, como brisa. Yo escuchando a Natasha, viendo el pasar de automoviles y personas nerviosas apuradas (parecian perseguidas).
Reflexionando en el Columpio:
Durante las ultimas horas he tenido la obsesión por esta mujer tan fascinante, Natasha Khan.
Con un misticismo abrumador, con un arte tan profundo, escucharla es estar dentro de un cuento, fantasía donde participan personajes, matices de colores brillantes y por momentos oscuridad y bruma de bosque, olor a humedad, a tierra mojada, creación de un contexto natural y fresco, deleitoso clima que satura los sentidos.
Durante las ultimas horas he tenido la obsesión por esta mujer tan fascinante, Natasha Khan.
Con un misticismo abrumador, con un arte tan profundo, escucharla es estar dentro de un cuento, fantasía donde participan personajes, matices de colores brillantes y por momentos oscuridad y bruma de bosque, olor a humedad, a tierra mojada, creación de un contexto natural y fresco, deleitoso clima que satura los sentidos.
Su voz penetra la inmensidad profunda de la mente y surca por todo el cuerpo esgrimiendo luminosidad, colmando espacios límpidos, escapando al fin con un suspiro y así, recorre todo espacio circundante otorgando lenguaje a las cosas mudas, purificando el aire con destellos misteriosos y llamativos, diminutas estrellas que se adaptan a la superficie de todos los objetos desarrollando un infinito oleaje de pureza y tranquilidad. Ilumina tu pupila.
Ilumina tu deseo.
Te complace hundiendo tu espiritu en esa nube que esconde tesoros intimos cuya franqueza sorprende. Perfume que danza y reverbera la piel y en notas acuchilla el corazón mitigando el dolor con narcosis antes desconocida. Azur puro y lúcido ... Vengador.
Hablar de su belleza física ya seria impropio.
Regreso a mi casa después del trip en el columpio y continuo gastando mi día martes (a pocas horas de finalizar) alucinando con esta voz, con su contexto y esa diosa mística: Natasha Khan.

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